Dicen que con el ignorante no se puede hablar. Hoy me pregunto, ¿cómo identifico a uno de ellos? Yo creo ser uno, pero nunca se animan a decírmelo. Sinceramente me gustaría conocer, cuáles son los criterios que utilizan los modelos, las creencias para definir quiénes son ignorantes y quienes no.
Ciertamente hay personas que tuvimos la suerte de una buena Formación, pero también hay ciudadanos –y que son mayoría– que no pudieron acceder a las mismas oportunidades mías. Me refiero a la posibilidad de seguir adquiriendo conocimientos y capacidades determinadas con reconocimientos formales, como es un título de grado. Sin embargo, las personas también tenemos saberes, tal vez otra Educación, tan válida como la de algunos. Una que incluso podría llevarles a ser más puntuales, ordenados y hasta animarse a expresar lo que piensan respecto a mi gestión de líder, supuestamente mejor formado que ellos.
Christian, vos sabes que con el ignorante no se puede hablar. Vos también afirmabas eso. Qué pasó contigo...
Es cierto. Que duro es reconocer, cómo yo también creí todo lo que me dijeron.
Las personas socializamos todo el tiempo y en ese proceso de vincularnos unos con otros nos transmiten modales, costumbres y una moral que puede no gustar a muchos. El cerebro recoge todo tipo de experiencias, son una especie de conocimientos que utiliza luego el cerebro para resistir el modelo, uno que no es precisamente útil para la mayoría en este mundo. Todo esto forma parte de la Educación que vamos internalizando cotidianamente.
Los contextos en el que la Educación ocurre influyen directamente nuestra vida. Ambientes de convivencia laboral o familiar agradables promueven espacios colaborativos y esto enseña, moldea y nos educa para algo mejor. O también podemos sentirnos mal con eso que nos cuentan, nos comparten o nos inculcan forzadamente. Y desde ese sentir mientras convivimos, todas las personas generamos nuestros propios saberes que valen mucho para cada uno.
La personas tenemos lugares desde donde elegimos conversar, pensarnos y seguir opinando con el mismo derecho que lo hace un universitario, supuestamente no ignorante.
Y tal vez la lengua que utilizamos nosotros tendría algo que ver con esto de juzgar a las personas de ignorante; un idioma puede en este caso ayudar o empeorar las cosas. Fíjense en este potente ejemplo: el idioma alemán (Austria, Suiza y Alemania) define en el diccionario la palabra ignorante como alguien no cultivado [...]. Y en una de sus acepciones en el mismo diccionario, el significado traducido de la palabra cultivado dice así: «exhibir una manera distinguida, educada y civilizada, basada en un grado de refinamiento intelectual y moral adquirido durante generaciones». Interesante el criterio del tiempo para la posibilidad de adquirir el grado de ser una persona cultivada, o no serlo: o sea también es una cuestión de las generaciones anteriores a la nuestra y no solo la decisión personal de querer ser o no un ignorante o una persona cultivada.
Es decir, creer solamente que las personas pueden cambiar del día a la noche para dejar de ser eso que a otras y otros no nos parece correcto, no es tan sencillo.
Te reconozco que no hay criterios definidos para ser o no un ignorante, pero te das cuenta rápidamente quienes son.
La escuela forma pero la vida educa. Entonces, desaprobar la Educación de otros también significa desconocer sus contextos, las relaciones que emergen en estos espacios –a veces de convivencia extrema, hambre, maltrato, violencia–.
Todos somos ignorantes en determinados aspectos y circunstancias de la vida. Nadie sabe todo lo que necesitará, menos de la misma forma que otros lo saben.
El significado de ignorante ha sido construido a partir de lo que determinadas clases sociales definieron. No creo que lo hayamos hecho con maldad, no obstante esto causa daño y discriminación. Cuando los españoles llegaron de Europa a conquistarnos, lo hicieron desde el fondo de sus corazones, querían ayudarnos, hacernos igual a ellos. ¿Sirvió de algo dejar de ser ignorantes para ellos?
Christian Eulerich
PD: Esta es solo mi opinión. Hay cuestiones, que si las conversamos, movilizan nuestras ideologías, nuestras creencias de vida. Aquí vale la pena mencionar, que las lineas que escribo se asocian a la dificultad de plantear lo incómodo. Encontrar personas dispuestas a hacerlo no es sencillo.
Yorumlar